La conducción autónoma ya no es una fantasía del futuro: España se suma a la carrera tecnológica con pruebas reales en ciudades como Barcelona y Valencia, donde empresas de tecnología y fabricantes automotrices están comenzando a poner a prueba sus vehículos sin conductor en condiciones reales de tráfico urbano.
Esta nueva etapa marca un paso importante hacia la implantación progresiva de la movilidad autónoma, que podría transformar radicalmente el transporte en el país en los próximos años.

Primeras pruebas urbanas con coches autónomos
Barcelona y Valencia han sido seleccionadas como ciudades piloto para iniciar los primeros ensayos en entorno real de circulación con coches autónomos. Empresas como Wayve, Applus+ Idiada y SEAT están colaborando con ayuntamientos y universidades locales para probar prototipos de vehículos autónomos equipados con sensores LIDAR, cámaras 360º, radares de proximidad y sistemas de inteligencia artificial que permiten al coche “leer” el entorno y tomar decisiones de conducción sin intervención humana.
En Valencia, por ejemplo, ya circula un modelo experimental de taxi autónomo en áreas controladas del Parque Científico de la Universidad Politécnica, mientras que en Barcelona se ha autorizado la circulación de vehículos de reparto autónomos en zonas industriales.
Regulación y seguridad: claves del avance
El crecimiento de los ensayos ha venido acompañado del desarrollo de un marco regulador experimental, con permisos especiales para las pruebas en vías públicas. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha implementado un protocolo de control, seguimiento y análisis de resultados para garantizar que estos vehículos cumplan con los estándares más altos de seguridad vial.
Además, se han establecido zonas delimitadas y rutas predefinidas para evitar interferencias con el tráfico convencional y asegurar la protección tanto de los ocupantes del vehículo como de los peatones y otros conductores.

Impacto en el futuro del transporte español
La implantación progresiva de vehículos autónomos en España podría tener un profundo impacto en la movilidad urbana, especialmente en el ámbito del transporte público, el reparto de mercancías y los servicios de movilidad compartida. Según estudios del Observatorio de Movilidad Sostenible, se estima que para 2030 el 10% de los vehículos nuevos en España serán autónomos o semiautónomos, y que esta cifra se duplicará para 2040.
El ahorro energético, la reducción de accidentes por error humano y la mejora en la fluidez del tráfico son algunos de los beneficios clave que las autoridades esperan lograr con la conducción autónoma. No obstante, aún quedan retos tecnológicos, legales y éticos por superar, como la responsabilidad en caso de accidente, la convivencia con vehículos tradicionales y la privacidad de los datos recopilados por los sistemas de navegación autónomos.
Apuesta por la innovación y colaboración público-privada
El éxito de estos programas piloto ha sido posible gracias a la colaboración entre instituciones públicas, universidades y empresas tecnológicas. El Gobierno español, a través del Plan Nacional de Movilidad Inteligente, ha comprometido más de 100 millones de euros para fomentar el desarrollo de infraestructuras adaptadas, como semáforos inteligentes y sistemas de comunicación vehículo-a-vehículo (V2V).
España se posiciona así como un referente emergente en la movilidad del futuro, con ciudades como Barcelona y Valencia a la vanguardia de la revolución tecnológica que cambiará la forma en que nos desplazamos.